Cuando recoges la primavera
en tu vestido
como hilando girasoles,
los retazos de poesía
que almaceno en el silencio,
silencio de madreselva,
silencio de guerra,
de brazos caídos,
escombro de Dios,
y liberas el pájaro de la lejanía
que pasa sin detenerse
sobre la dura tierra de mi alma,
la cavidad de mis rezos
suelta sus raíces amarradas,
sus embriones
se estiran a la luz,
a los arreglos de piano
que llevas en los ojos;
entonces
mis palabras se liman
como una flecha de aire
como un silencio fino
que se deshoja
en el agua retirada de tu alma.
Los sentidos se ensuavisan,
se me ablanda la voz
y como un fuego recién encendido
subo al atril de tu boca
con las páginas oscuras
que acomodan mis besos
para arrastrar
desde el corazón
entre catástrofes y dolores
un te amo...
domingo, 26 de marzo de 2017
Hilando girasoles
miércoles, 22 de marzo de 2017
Un día de lluvia
Un día tres gatos andaban en la calle, uno de ellos se fijó al cielo y vio que iba a llover (como a los gatos no les gusta el agua) salieron corriendo, pero no les dió tiempo de llegar a su casa; se mojaron. De correr tanto se perdieron, parecían locos pues no sabían donde estaban. Caminaron por largo rato pero ni aún así hallaron su casa. Uno de ellos dijo: –ya es de noche y debemos dormir pero ¿donde lo haremos?, –no lo sé, dijo otro gatito, entonces vieron una especie de caverna donde pasaron la noche. Luego de diez horas volvieron a buscar su casa. —Miren allá está la casa, dijo uno de los gatos entusiasmado, ¡al fin la encontraron! (Entraron en ella) Miau... Miau... Miau... — ¡qué bueno mis gatitos hermosos regresaron, estaba muy preocupada, dijo su mamá. Desde aquel día no volvieron a salir si el cielo estaba gris, pues sabían que iba a llover.
Autora: Adiss Daniela.
(Mi hija)
Un paquete especial
Una y otra vez consultaba el reloj mientras pasaba de un lado a otro, cavilando sin objetar su voz interior. Un hombre enojado jamás puede medir las consecuencias. Aquella mirada era terriblemente sospechosa aún para él mismo. La ansiedad se percibía en el ambiente. Tocaron el timbre y al fin, trajeron tan esperado paquete. Era una especie de tubo envuelto con cinta adhesiva. Luego de recibir su pedido, cerró la puerta y se adentró a su habitación donde nadie lo vería fraguando su estrategia.
Aquello era una enorme escopeta. Su plan había llegado a la mitad: ahora sólo faltaba ir al municipio y matar al alcalde...
Un hombre astuto
Constantemente veía por el retrovisor la imagen distante de aquel pueblo que abandonaba mientras intentaba no retractarse. La adrenalina corría por las venas mientras se repetía: "lo voy a lograr". Ingenuamente alguien dejó el vehículo encendido con la puerta abierta y este hombre "astuto" decidió llevárselo. Conforme pasaban los segundos se sentía un poco aliviado.
No sabía dónde ir, pero él aceleraba.
En la salida del pueblo, le esperaba la policía con un retén. Ese día no tuvo escapatoria: le arrestaron sin contemplaciones.
Robarse un vehículo es un delito, robarse la única patrulla del pueblo: una estupidez...
Tu gesto grande
Me gusta tu gesto grande,
como de montaña,
de paisaje cruzado de brazos
o de geografía descalza;
Tu nombre está empozado
en mi palabra
aunque suena lejano,
como un grito
que el silencio deshace,
mas su voz empezada
rueda en la flor
de lo que somos;
Tal vez no te has visto
en mis ojos
cuando el día
pasa sus páginas,
pero te subes
por los peldaños de la inspiración
a recoger el ruiseñor
que llevo metido en mi poesía.
Me gusta o
mejor dicho me encanta
tu gesto de madera recién cortada
alzarse como una cruz
en la salvación de tus piernas;
mis manos amontonadas
están ansiosas de alcanzar
el cesto de pan
que llevas multiplicado
(como un milagro fresco)
en la piel...
viernes, 10 de marzo de 2017
Diez mil revoluciones
jueves, 9 de marzo de 2017
Antropología de versos
Mujer transparente
martes, 7 de marzo de 2017
Un eco suelto
Pasos en falso.
sábado, 4 de marzo de 2017
De siete a cinco.
pintura al óleo por Jeremy Mann