donde crispa el origen de mi escrito,
invoca con la luz del infinito
el hábil ruiseñor en el papel.
Resbala en mi poesía, por su piel,
y colme su fragancia donde habito,
que en ti la inspiración que necesito
recorre mi versar con su corcel.
Colisión de armonías interiores
que inflama el incendiario de la idea,
bien puedo gravitar entre las flores,
bien puede la razón darme pelea,
pero es en esos ojos, sus fulgores,
en donde el alma mía borbotea...
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