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opuesto al mito urbano

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lunes, 1 de junio de 2015

La sagrada visión

En el germen del verso donde flota dorada 
la visión que el poeta va y redime en su canto,
un nirvana sin fondo con su mágico manto 
me sumerge el espíritu en su llama sagrada. 

En un éxtasis hondo, con el alma amarrada, 
la deidad de tu cuerpo aparece y levanto 
por tu cárdena boca adobada de encanto 
como un himno que invoca tu celeste mirada. 


Abastecen los genios de su mística esencia
en la fuente invisible que origina de Brama
—es la luz del misterio que me eleva 
infinito—

el deseo sublime de lavar tu existencia
con el agua profunda que mi cuerpo derrama, 
desde el Ganges eterno donde fluye mi escrito... 

 

En el dibujo de tus ojos claros


Dedicado a mi abuelita Nana 


Si se escapan ruiseñores
o guitarras plagadas de llantos 
por querer sacar de mi interior 
al poeta oscuro y apagado,
para que cante ante el turquesa 
de tus ojos profundos y lejanos, 
no se extrañe nadie, 
muchas veces esos pájaros 
escapan sin guitarra por el cielo
para llover un intervalo 
de armonía en los jardines
que nosotros los poetas cultivamos. 

Temblando estoy de versos
nana de mi alma, temblando, 
porque quiero que me arrulles 
nuevamente en tu regazo. 
Aunque tenga la estatura 
de un hombre necio y amargado, 
¡Yo quiero que de nuevo 
alumbres mis navíos con tus faros
porque me pierdo en otros mares
y en tus ojos encendidos no hay naufragios! 

Antes, mucho antes del poeta,
del hombre duro y complicado, 
nada devastaba mis silencios
¡Porque dormía en el remanso de tus brazos! 
¿Quién dice que el recuerdo 
por no tener un fondo y ser delgado
no viene con tu rostro y tu ternura 
a ahuyentar el miedo con tu canto? 

¿Quién dice que no soy niño 
que a veces balbucea cuando 
tu perfume insoslayable 
regresa a mí diciéndome : te amo? 


¡Yo quiero ser como tú! 
Llévanos a Cristo con tus labios 
que las redes de tu voz
se revientan de milagros. 

Llévanos a Dios cuánto antes 
en el dibujo de tus ojos claros,
que mi corazón emerge frágil 
cuando nos predicas con las manos. 

A veces, muchas veces tengo dudas
¡qué corren cuando viene tu entusiasmo!, 
es por eso que mis rimas se alegran 
porque oras por tus nietos: los callados,
y sube tu plegaria transparente 
directo al corazón del Soberano, 
porque tus rodillas se gastan 
como la mejilla del rostro angustiado
hallando el favor del Eterno, 
quien te encuentra sencilla en tu cuarto, 
o sembrando semillas de amor 
en el huerto del orgullo con tu arado. 

Me falta corazón 
o aún está amarrado 
al poste del orgullo y la arrogancia
y requiere por tus manos ser soltado. 
Enséñanos a amar sin condiciones 
así cómo se quieren los hermanos,
que el camino de la vida es sin regreso
y para llegar a Dios se llega descalzo... 










 

Que no se vaya abril



Que no se vaya abril sin que le cante

alguna soledad, algún lamento, 

alguna noche triste, un pensamiento 

con esto que percibo en este instante. 


Que no se vaya abril que estoy distante, 

tocándole el final al sentimiento, 

sin antes no llevarse este momento

consigo, con sus días por delante.  


Abril, que entre las flores las poesías

añoras de mi espíritu callado, 

ve y toma tu camino con tus días 


que estoy de mis pesares ovillado, 

abril que ignoras mis melancolías,

te escribo con mi pecho derrumbado...