la calle está vacía;
la última persona
se quiebra de poesía.
Un algo se amontona
con negra lejanía,
se quiebra y desmorona
y es eso el alma mía.
Parece que el olvido
me conduce silente
donde quizá dormido
regrese al aire, ausente,
susurrando el sonido
del alma en una fuente...
Darío.
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