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opuesto al mito urbano

opuesto al mito urbano

miércoles, 20 de agosto de 2014

Lapidario adiós

Recuerdo nuestro origen todavía: 
había entre nosotros primavera, 
tu imagen o la mía donde fuera 
a veces en las flores renacía. 

Tu boca fue una sola con la mía, 
te amaba como un loco a mi manera, 
pues nunca permitimos que lloviera 
tristeza que mojara esta alegría. 

Ahora estoy vestido de este luto
vertiendo en mi silencio un gran dolor, 
ya parece que el último minuto 

dio su campanada en mi interior, 
sembramos el orgullo, ahora el fruto 
nos llega sepultando nuestro amor... 





martes, 19 de agosto de 2014

En el templo de tus piernas

Me crucificas en el desespero, 
inmóvil de armonía;
nada me redime. 

El alma estalla atada.
La vida se corta en un intervalo de piel y de fuego
y en la punta de un cuchillo 
todos los martirios 
se introducen en mi silencio, 
es, 
la intimidad de tu perfume 
que como agua caliente 
me recorre hasta lavarme la cordura. 

No puedo alegar con mirarte las piernas 
o tu cintura apretada de noches, 
necesito lloverme de pasión 
en la tierra, donde llamas 
con tus ojos encendidos 
a volcarte el recipiente de mi deseo.

Pero te resistes.

Porque juguete de tu sexo soy
cuando me oprimes en tus labios
y apenas me sustentas con tus panes.

Emerges, empapada de ansias,
ungiendo con la inspiración de tus ojos
la frustración curvada de tocarte. 

En tacones, la ansiedad 
con un atuendo corto y delictuoso 
deliberadamente desata
de la selva sagrada, los potros del alma,
entonces, los segundos se agrietan; 
y recorro cada pliego de tu carne
—más sublime que rosada—
con los dedos revestidos de gloria.

Tus ojos se vuelven dos pedazos de la luna,
me sientes omnipotente 
y se retuerce la primavera de tu desnudez
—tus fuentes se derraman en mi boca—
mientras a una sola lengua 
el frenesí se mete en la penumbra de tu piel. 

Te despojas. 

Porque la voluntad de refugiarme 
en el templo de tus piernas  
me hace desaparecer 
en los claveles que suspiras, 
vulnerable 
en una emboscada de poesía,
porque la noche nos tiembla 
debajo 
del río desbordado del deseo... 

miércoles, 13 de agosto de 2014

La poesía en el poeta

El poeta en el principio,
en el mundo, sólo fue, 
sin musa ni esperanza,
no sabía componer. 

Contenía en sus adentros 
la ilusión de su pincel, 
y pintaba con palabras 
sin sentido o interés. 

Sin saberlo o meditarlo 
la poesía vino a él, 
se introdujo en sus adentros 
habitados de ciprés. 

La poesía caprichosa 
ya muy dentro de su ser 
era guerra y era amor
y era todo en el papel. 


La poesía es un regalo 
que el parnaso dio con fe
en el alma del poeta 
con sus gotas de saber. 

Es extraña, impredecible,
indiferente y algo cruel, 
¡el poeta siempre sufre 
si la intenta comprender! 

Muchas veces disponible
y otras veces no lo es, 
si decide retirarse, 
¡se retira de una vez!.

La poesía es un regalo, 
es la luz y amanecer, 
pero dentro del poeta 
me parece : está al revés. 

Es conflicto en sus adentros, 
es la guerra en gran tropel, 
otras veces es tan dulce, 
es tan dulce como miel. 

Es desdicha y alegría, 
es derrota y es laurel, 
es un mundo muy extraño 
y es la lengua de Babel. 

Le conquista, le ilusiona 
le atraviesa con sus pies, 
la poesía se desnuda 
y se arrima hasta su piel. 

Si se enoja no le habla, 
su silencio no hace bien, 
enfurece no entenderla
y se aleje sin " porqués". 

La poesía amigos míos 
era blanca, ya lo sé, 
pero dentro del poeta 
tiene forma de mujer... 







viernes, 1 de agosto de 2014

Una señora adinerada


Morirse sin reparo ella quería,
sin casa, sin dinero, sin riqueza, 
-se quedó igual a mí, con mi pobreza-
pues perdió hasta la herencia que tenía.

No quiso ver ya más la luz del día, 
ni pudo resistirse a su flaqueza, 
quizá fue la avaricia en su cabeza 
la causa por la cual ella moría. 

Por ese abismo negro y sin regreso 
saltó con su memoria la señora, 
y fue porque era pobre, ¡fue por eso!, 

( un año de su muerte y alguien llora) 
mas yo sin un centavo o un solo peso 
me ocupo en ser feliz a toda hora...