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opuesto al mito urbano

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sábado, 31 de mayo de 2014

La última flor del verano

Vertical es la lluvia
que vierten los ojos 
cortados del cielo, 
apenas gris en mi alameda,
presagia un siniestro 
al final de la calle sin alma, 
en el fondo de todas las cosas. 
Se ha roto el calzado 
que llevan mis versos 
y el agua se estanca
en mis pies de poeta,
en los charcos oscuros
del invierno delgado
que se arrima acucioso 
con un perfil de pena y lejanía 
a mi frente sin norte. 

Las flores resisten el cielo 
con una esperanza deshecha
mientras tanto el "niño amor" 
se empapa por dentro y por fuera.
(Seguro esta tarde se muere otra vez)
El viento susurra el insulto
de invierno, 
—los vientos heridos de mayo—
consumiendo el color de las rosas
con su boca pequeña y torrencial. 

Los trenes holgados de tardes
con negro silbido reclaman 
un único espacio en mis líneas,
un párrafo oscuro, un renglón 
en este aguacero interior 
que pronto ahogará
el filólogo a medio terminar 
que escondo en mi camisa. 
La última flor del verano
resiste la lluvia vertical 
con una esperanza deshecha, 
y un posible poema sin rimas
que invento entre charcos 
y un aguacero sin tregua...